El momento del cuento, en la escuela o
en la familia, debe suponer un momento muy especial, un tiempo para
compartir, para sentirse importantes y únicos, tanto el que lo cuenta
como el que lo escucha. Un tiempo en el que el entorno real se confunde
con el mundo fantástico del niño y se entrega por completo a él.
Los cuentos abren al niño un
amplio abanico de posibilidades que, en su pequeña experiencia
cotidiana, posiblemente no hubiera imaginado nunca por su variedad de
temas, situaciones, ambiente y personajes.
A partir del cuento el niño
conocerá la bondad de unos, la difícil vida de ciertas personas, los
problemas y luchas por la existencia entre los hombres y entre los
animales, los diferentes tipos de vida según ambientes y sociedades, y
cómo se pueden ver las cosas a través de otros ojos.
En el mundo que se construye a través
del cuento, el niño construye multitud de elementos fantásticos que
adquieren vida propia, liberando el subconsciente de frustraciones,
tensiones y miedos, estimulando la creatividad y encauzando
positivamente estas emociones.
Para Bruno Bettelheim, lo que
tienen de positivo muchos cuentos es que plantean una serie de
situaciones problemáticas que el héroe o protagonista de la historia
–con el que el niño tiende a identificarse- acabará solucionando.
Para Gianni Rodari “el primer conocimiento de la lengua escrita no ha encontrado ningún itinerario más rico, más lleno de color y más atractivo que el de un libro de cuentos”
Dice este autor en su libro Gramática
de la fantasía que el niño al escuchar un cuento no solo intenta
comprender la historia ,también establece analogías,deducciones,busca
entender el significado de las palabras realizando una actividad
descifradora.
Construye estructuras mentales,
proponiéndose relaciones como “yo-los demás”, “yo-las cosas”, “las
cosas inventadas y las reales”.
También mide el tiempo (“una vez”,“ahora”) y el espacio (lejos,cerca).
En la estructura del cuento el niño
contempla las estructuras de su propia imaginación, al tiempo que se
fabrica otras nuevas, construyendo un instrumento indispensable para el
conocimiento y dominio de la realidad.
De esta forma le sirve para involucrarse, conocerse, medirse.
Por
ejemplo para medir su miedo .El niño puede jugar a tener miedo.Si la
voz de la madre que evoca la “fiera” lo hace en la paz y seguridad del
hogar, el niño puede desafiarla sin miedo (construcción de mecanismos de
defensa).
Fuente:Revista Imaginaria
"Quiero cuentos, historietas y novelas
pero no las que andan a botón.
Yo las quiero de la mano de una abuela
que me las lea en camisón."
María Elena Walsh
María Elena Walsh
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